'???????? ???????????????????????? ???????? ???????????? ????????????????????????????????'
Por Maby González
En el marco íntimo y esencial del teatro independiente, 'El Crimen de San Patricio', escrita y dirigida con precisión por Elba Degrossi, se revela como una obra potente, necesaria y profundamente conmovedora.
Al regreso del ya anciano organista Rolando Savino, que vuelve a la Iglesia de San Patricio para despedirse de su viejo instrumento, aflora el relato que nos sumerge en la memoria de aquella mañana trágica de julio de 1976, cuando fueron hallados los cuerpos de tres sacerdotes y dos seminaristas, salvajemente asesinados durante esa madrugada mientras descansaban.
A través de evocaciones que transitan entre el presente y el pasado, la obra reconstruye una verdad negada, silenciada, pero que insiste en emerger.
La dramaturgia de Degrossi no se queda en la denuncia. Es una pieza que escarba en la memoria colectiva y personal y lo hace con una cuidada estructura narrativa que evita el panfleto para abrazar lo humano, lo doloroso, lo íntimo.
La dirección precisa se apoya en un elenco comprometido —Guillermo Flores, Melody Llarens, Dolores Cano y Julián Pardo— que encarna con autenticidad cada palabra, cada silencio, cada quiebre emocional.
Un capítulo aparte merece la musicalización en vivo de Mariano Schneier, que no sólo enriquece la atmósfera sino que se convierte en parte del lenguaje dramático. El uso de cuencos y otros elementos sonoros acompaña, potencia y acentúa los ritmos escénicos, logrando una integración tan sensible como impresionante.
Esta puesta no sólo nos invita a revivir un hecho histórico impune —ocultado por las jerarquías eclesiásticas y apenas investigado a fondo por el periodista Eduardo Kimel, condenado por buscar la verdad—, sino que nos confronta con las consecuencias del olvido. Lo hace desde una estética que interpela, que conmueve y que deja huella.
'El Crimen de San Patricio' es teatro testimonial, emocional y urgente.
Un acto de memoria viva que se vuelve indispensable. Porque recordar es también una forma de justicia.
Sábados 21 horas
Teatro TADRÓN
Niceto Vega 4802 CABA
Prensa Natalia Bocca
Por Maby González
En el marco íntimo y esencial del teatro independiente, 'El Crimen de San Patricio', escrita y dirigida con precisión por Elba Degrossi, se revela como una obra potente, necesaria y profundamente conmovedora.
Al regreso del ya anciano organista Rolando Savino, que vuelve a la Iglesia de San Patricio para despedirse de su viejo instrumento, aflora el relato que nos sumerge en la memoria de aquella mañana trágica de julio de 1976, cuando fueron hallados los cuerpos de tres sacerdotes y dos seminaristas, salvajemente asesinados durante esa madrugada mientras descansaban.
A través de evocaciones que transitan entre el presente y el pasado, la obra reconstruye una verdad negada, silenciada, pero que insiste en emerger.
La dramaturgia de Degrossi no se queda en la denuncia. Es una pieza que escarba en la memoria colectiva y personal y lo hace con una cuidada estructura narrativa que evita el panfleto para abrazar lo humano, lo doloroso, lo íntimo.
La dirección precisa se apoya en un elenco comprometido —Guillermo Flores, Melody Llarens, Dolores Cano y Julián Pardo— que encarna con autenticidad cada palabra, cada silencio, cada quiebre emocional.
Un capítulo aparte merece la musicalización en vivo de Mariano Schneier, que no sólo enriquece la atmósfera sino que se convierte en parte del lenguaje dramático. El uso de cuencos y otros elementos sonoros acompaña, potencia y acentúa los ritmos escénicos, logrando una integración tan sensible como impresionante.
Esta puesta no sólo nos invita a revivir un hecho histórico impune —ocultado por las jerarquías eclesiásticas y apenas investigado a fondo por el periodista Eduardo Kimel, condenado por buscar la verdad—, sino que nos confronta con las consecuencias del olvido. Lo hace desde una estética que interpela, que conmueve y que deja huella.
'El Crimen de San Patricio' es teatro testimonial, emocional y urgente.
Un acto de memoria viva que se vuelve indispensable. Porque recordar es también una forma de justicia.
Sábados 21 horas
Teatro TADRÓN
Niceto Vega 4802 CABA
Prensa Natalia Bocca